lunes, septiembre 11, 2006

Nuevos tiempos

Debe ser que por las noches no duermo bien, debe ser que por el día parezco un zombi, deben ser las necesidades que me he creado, debe ser que la nostalgia ha vuelto a casarme con una mirada fausta, debe de ser por el efecto contrario al placebo que me provoca adentrarme en mentes esquizofrénicas… no puedo adivinarlo. Pero lo que sé seguro es que me sobran ideas y me falta tiempo para desarrollarlas todas. Unas son geniales, otras son una auténtica bazofia; pero no puedo retenerlas, pues, al fin y al cabo, son ideas, y como todas mis ideas esperan hacerse en la más fina literatura no dejan de aprisionarme en el cerebro: quieren salir, repartirse por entre otras mentes privilegiadas. En mi cerebro son pequeños bebés que por la noche no pueden dormir si no hay nadie que las mime, que no dejan de llorar si no encuentran una mano amiga que les dé ricos manjares, que son tan vulnerables a los ataques de víboras viperinas sin un hogar donde morar. Las ideas son como hijos para su autor, como sobrinos adolescentes para el primer pensador, como tíos para el que las interpreta dos veces y como abuelos si alguien es tan temerario como para enfrentarse a ellas tres o más veces, notando que maduran con él.
Quise dejar un tiempo de escribir en Discursiones acerca de la vida, y no voy a volver a publicar nada de forma habitual sobre ellas en el blog por las razones que dije, por no conseguir el efecto que deseaba al comienzo; por esto se han convertido en un borrador de libro maravilloso, donde recuperaré el sentido original de la idea, el cual se fue degradando conmigo, pero que aún así encierra un jugo que debidamente exprimido primero y luego colado, será sin duda tan dulce como amargo, porque la naturaleza de las creaciones artísticas no se pude tornar de un extremo a otro tan sencillamente.
Pienso que así, lo que antes fue un blog cascarrabias madurará con mi dedicación y con la de alguna gente que ha tenido comentarios poco indiferentes al caso (que son los que me hacen seguir adelante) será algo digno de recordar para mi memoria.
Pero despreocúpense aquellos que ha percibido en toda esta parafernalia depresiva un cierto tono de despedida, pues están tan equivocados que si vivieran dentro de un cómic, seguro que una gran exclamación sorpresiva aparecería al lado de sus cabezas. No debo deletearlo solo cambiar y así me divertiré mucho más.
Este humilde espacio seguirá abierto a las grandes ideas que tengan lugar en mí; y si me idolatran tanto como yo a mí, no borren de sus favoritos el enlace que os lleva a esta página o uno de aquellos correos electrónicos que mandé a mis más allegados amigos y camaradas.
Seguiré discurriendo porque sigo sin comprender la vida en su extensión y totalidad. Detesto decir esto, pero es el problema que me ha dado más jaquecas en mi caminar, pero me está inspirando tanto que espero que mi superyo no esté tramando y ejecutando ningún juego con mi yo para apoderarse de mi mente, lo cual se traduciría en la locura que muchos alegan contra mí.
De todos modos, espero seguir en antena como homenaje al blog donde me siento más a gusto y quizá, si Lummerland se hace realidad, me dé el capricho de devolver las clásicas entradas a la luz con un poco más de lustre, pues tanto a las personas bellas como a las obras bellas, cuanto menos se edulcore, más podremos nadar en su belleza.
Gracias a todos, ilustrísimos lectores.

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