sábado, julio 16, 2005

Sobre la vida

Mira por la ventana y dime qué ves. Siéntate en la acera y dime cómo estás. Bebe agua en la fuente y dime si no refresca, si no es un antídoto.

Difícil es la tarea que me he propuesto, aunque no menos necesaria, y soy consciente de ello, pero sólo podemos derrotar a nuestros miedos enfrentándonos directamente a ellos, y esto es lo que estoy intentando hacer.

No es que tenga miedo hacia la vida la cosa más profunda que tengo. Quizás sea la vida uno de esos conceptos muertos cuyo significado damos por sentado y por trivial, pues todos sabemos lo que es; bueno, tenemos una idea sobre ello tan asimilada que nos parece que no es digna de discusión o divagación. Sería insignificante, inútil, absurdo, limitarnos a contrastar nuestras versiones sobre esta palabrita.

Etimológicamente, vida procede del término latín "vita-ae" que viene a significar fuerza interna sustancial de los seres orgánicos. Esta definición no es lo que yo busco. Busco saber qué es la vida sin términos que más que a la ciencia, pertenezcan a la poesía. Busco saber qué es estar vivo, porque si no es así nunca comprenderé qué es estar muerto. Busco una razón para seguir adelante. Busco mi principio.

Aún he caminado poco por el mundo, pero las pocas veces que lo he hecho he querido ir como Sócrates: cuestionando por doquier a toda aquella gente que no sabe lo que dice (unas veces) o que no dice lo que sabe (en otras ocasiones).

Pues bien, encontrándome yo en el "botellódromo" de mi ciudad (que, por hacer comparaciones, hasta es elíptico) haciendo patente en mí una de esas modas un tanto negativas de estos tiempos sin identidad que corren hoy día, y que se ha convertido en uno de esos rituales arcaicos que los filósofos quieren desechar; yo me encontré con un amigo y en medio de nuestra conversación dijo:

—Me gusta vivir la vida.

—¿Sabes qué es la vida? —repliqué yo con abrumadora intención.

—Pues... es...-Y sino sabes qué es la vida, cómo vives.

Y su voz se perdió en el horizonte mojado no sé si por la magnitud de la pregunta, por la embriaguez que sufría o por ambas respuestas. Se fue.

¿Por qué rehuimos y rehusamos la vida si como seres vivos debemos de estar vivos (y no es redundante)?

La cosa puede complicarse aún más porque si empezamos a calificarla con términos científicos (que "a priori" era lo que yo intentaba) nos perdemos totalmente en la más espesa oscuridad.

—La vida es el consumo de materia y energía —me dijo un compañero de clase (el cual, en esta ocasión no huyó despavorido).

—¡Uh...! —exclamé— entonces desde el principio de la vida hemos estado vivos y nunca moriremos, al menos, hasta el final de la vida.

—¿Cómo? —preguntó exaltado.

—Tranquilo. Te lo explicaré: si el espermatozoide y el óvulo de los que provienes han consumido materia y energía, es decir, son vivos; y antes las células madre de las que procedían, y con anterioridad los óvulos y espermatozoides que las formaron... hasta llegar a nuestros antepasados homínidos y luego a los primeros mamíferos, hasta llegar a la primera célula eucariota, que era posterior a la procariota, a nuestro padre universal ¿no consumían todas ellas también materia y energía?

—Cierto es. Entonces, ¿qué es la vida?

—Esperaba esta pregunta, pero siento decepcionarte porque aún no he llegado a desvelar su significado. Aunque, por lo que he podido experimentar, vivir es un sueño que termina tal y como empezó ¿Tú recuerdas cómo naciste o desde cuando estás vivo?

—No.

—Freud lo llamó amnesia infantil, pero ¿tú te acuerdas de qué pasaba antes de que nacieras?

—Por Dios, no.

—Pues eso mismo sentirás cuando mueras, nada. Y tu memoria se perderá entre las sombras oscuras y lo que fuiste una noche resultará ser como un sueño.

—Sí, muy bien, pero no has respondido a la pregunta.

—¿No? Pues yo creo que ya lo he hecho. La vida no puede ser determinada de manera científica. La vida no consiste en nacer, alimentarse, relacionarse, reproducirse y morir; debe de haber algo más.

—Bien ya es muy tarde, ¿por qué no nos vamos a vivir?

—Ja, ja, ja. Parece que al final algo has entendido. Vámonos.Y desde aquel día comprendí que la razón por muy dinámica que sea no es capaz de definir la vida y que sólo nuestra imaginación puede hacerlo. Pero sería interesante contrastar nuestras opiniones y hablar deliberadamente sobre ello para ver si entre la infinita multiplicidad de la mente encontramos algún sentido para comenzar la vida.

Así pido comentarios sobre la vida, porque si hay algo que aprendí es que uno sólo se arrepiente de las cosas que no hace. Así que no os arrepintáis.

Mientras tanto, dormid a gusto.

Buenas noches.

2 comentarios:

Alguien que quiere vivir sin reloj dijo...

La vida... a veces creo que es mejor no pensar en qué es la vida y limitarse a vivir simplemente pues esa es la mejor definición... por cierto, tenemos pendiente una conversación sobre la libertad, tengo ganas de "discutir"...
Un abrazo

Paquillo Dubois dijo...

Bea, no me gusta tu cara reservada, estoy seguro que "a veces" eres capaz de saltar la vaya de la palabra para cabalgar sobre el mar, esta sí que es tu cara ´verdadera.

 

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