miércoles, noviembre 29, 2006

Razón para mentir II – Estancia para un nuevo inquilino

—Cuéntame, Antonio, ¿cómo va la faena en el campo? —preguntó un hombre de ojos pequeños y caídos.

—Hombre, ahora mismo estamos un poco “paraetes”. Esperando a que la almendra abra.

miércoles, noviembre 22, 2006

Razón para mentir I - Diálogo para un fracaso

A: Por fin has venido. Has llegado más tarde de lo que acordemos.
B: Lo puedo explicar. He estado preparando lo que me pediste durante los dos últimos días.

domingo, noviembre 12, 2006

Del no-ser

Es un hecho más que consumado sentir picor en la parte del cuerpo en la que uno no es capaz de rascarse. También está lo suficientemente constatado que de los momentos más incómodos salen los máximos razonamientos a los uno puede llegar. No me gustaría abusar de paralelismos, pero también existen trivialidades que ciertamente no son tan obvias como, por su naturaleza atribuida podría parecernos.Precisamente algo parecido sintió cuando el día en de montaje de su gran nacimiento. Mientras transportaba uno de los pesados tablones que hacían en la alegoría de fragmento de superficie terrestre quiso enterarse de que detrás de la oreja sentía un leve cosquilleo. Sensación que tornó cuando fijó su atención en un simple picor, cuya intensidad con el tiempo fue incrementándose.

sábado, noviembre 04, 2006

Efectos del azar en las relaciones entre humanos

Entre entrada y entrada pasan cosas que amagan un poco a ser dibujadas, pero cuando llaman a la puerta, es necesario abrirlas para que dejen de inquietar mi cerebro.
Las ideas son egoístas y lo único que quieren es parasitar, y parasitar cerebros y más cerebros.
Hoy debía ser el día en que esto saliera a la luz, aunque son pocas las antorchas que se funden en este espacio virtual, ya lo sé. Pero si algo me lleva a continuar es el influjo que tienen para otras personas, para bien o para mal.

miércoles, noviembre 01, 2006

Alucinaciones de madrugada

Llegó la hora de sincerarse, de coger unas alas y ponerse a volar, de postrarse ante las damas; porque, aunque ya no es tiempo de oradores, seguirá siendo tiempo de amor hasta que el hombre fenezca.
Ahora bien, aunque ya queden pocas damas (y menos aún que me quieran y puedan escuchar). Desde mi primer y único amor de un verano desaparecido nadie me ha contestado. Y cuando uno llega para pedir la mano se ha esfumado y entre las tinieblas de la gran ciudad blando una espada para cortar cabezas que insinúan cópula placentera a cambio de morbo.
Despierto aquí y soy feliz entre canciones de poesía, mas el viento que me ciega era una brisa mentirosa. Creo que he perdido el respeto a la sociedad como medio entre el que nadar.
Creí que había amigos entre tanta verdad para comprender que no soy insignificante y solo recuerdo la promesa que dediqué en un día espléndido a una vieja compañera.
Esto se acabó. Necesito otras soluciones para resolver mi vida. En ocasiones creo que debí de nacer unas décadas antes, pero en tal caso no sería el alma atormentada en la que he estado obligado a convertirme, en lo que siempre he odiado y cuando más necesito una ayuda no hay nadie que me devuelva favores que de pequeño creí que eran el banco de la amistad. He perdido coordenadas para adaptarme al amor.
Hoy soy hoja prisionera del aire otoñal, mariposa enjaulada. Busco porque el frío impulso de la naturaleza me necesita. Quizá Dawkins dijera la verdad hablando de genes egoístas que nos utilizan para su uso y disfrute. No soy poeta, soy un trobador despistado que intenten hiperbolizar mi locura para que trascienda en los demás.
No, no me hables. Es bastante probable que entre las esquinas esquive mis penas, que no soy bueno para ti y tus consejos, pues nadie quiere a un enfermo de compañero.
En ocasiones pienso que debí recoger las migajas que un día me ofrecieron y yo rechacé porque mi ingenuidad esperaba algo más perfecto.
Y si ahora estoy llorando es gracias a la vida, para que si me escuchas me recuerdes, pues el norte se quedó detrás mía y las mujeres que amo siempre me rechazan porque no estoy de moda.
Esta es la sombra que despliega mi horizonte de sucesos que comparto con mi soledad. Ayer conté estrellas y ahí apareciste tú.

 

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