domingo, agosto 28, 2005

¡Perdemos el significado!

Oscuridad, soledad, tizón, inanición, humedad, enfermedad.

No es fácil la empresa que me he propuesto y ni mucho menos desde que subí acá arriba. Aquí, en subida a mis ideas, donde no ha parado de llover aún, intento hacer que el tiempo (¡qué curioso e interesante!) trascurre lo más liviano posible. Y mientras lucho por supervivir en estas condiciones (que lejos de lo que pudieras imaginarte no son infrahumanas) se me pasan por la cabeza sensaciones muy ininteligibles.

No hablaré con aforismos, ni sobre la vida (aunque con ella en el teclado), ni nada superior o algo por el estilo. Hoy no os confundiré, hoy he bajado mentalmente al mundo al que pertenecí y pertenecéis, a lo más recóndito y mundano de la vida; y hasta allí descendí, hasta vuestro terreno.

Mi cabeza era un tambor rechinante, pero pude soportarlo con ahínco. Fue entonces cuando mis ojos observaron sus plásticas miradas, fue cuando el cielo se hizo gris estático y el aire irrespirable, tosco.

Mi cerezo se marchita al recordar el lugar de donde vine, aunque vuelve a rebrotar al cerrar el círculo.

Allí estaba, rodeado de parásitos y de maleza. Donde todo huele a podrido y el ácido sulfhídrico es más que medicina, en cambio, lo que me rodea aquí es revitalizante y fresco.

Al igual que sólo al salir de allí te enteras de lo le pertenece, sólo al salir de aquí previenes lo que te va a suceder.

Y cuando aún no llevaba un día se me lanzó al cuello una escalofriante tesis: la pérdida del significado de los conceptos.

—Por ser mi amiga, te regalaré el día de tu cumpleaños un bonito regalo —dijo una joven coqueta a otra de no tan buen ver, pero más noble.

—¡Estupendo! y yo prepararé una gran fiesta para invitar a todos mis amigos.

—Será divertido.

¡No! ¡Error! Mis tímpanos se rajaron de cabo a rabo sin remisión (menos mal, puesto que me alivié al no poder escuchar la conversación). Esta es la prueba de que en verdad nada es cierto allí:

1. La primera no es amiga de la segunda, sólo son conocidas que se saludan cuando se cruzan por una calle sin más repliqueo que el "hola" y "adiós". El fallo: la amistad (tema abierto, ¿no?) es muchísimo más que eso, la amistad es una relación mutuamente estrecha entre dos personas; dicha relación implica ayudarse en los momentos difíciles (que una sea el cayado de la otra, y viceversa) que, aunque no se piense ni se espere, siempre van a estar allí para lo que se necesiten sin más excusa que la una relación que se llama amistad.
2. Regalar algo para un cumpleaños demuestra la falta de dedicación a la otra persona durante los restantes días del año (siempre y cuando, como es el caso, no haya amistad; entonces el objeto es símbolo de amistad). Se pretende, en otras palabras, llenar un vacío hueco; y qué mejor oportunidad para ello que hacerlo un día tan socialmente significativo que en el de un cumpleaños. Otro craso error, ya que el valor del regalo se ve multiplicado por cuatro veces.
3. Pero de qué regalo está hablando si le ha costado a si destinataria una gran indiferencia. En vez de dar su corazón a ella, le regala un objeto y "adiós muy buenas". "Mi no comprender", parece que me he vuelto un bárbaro a pesar de la ascensión. Nunca un objeto por muy hermoso (aunque lo vistamos con la palabra "bonito") que sea puede tener un valor sentimental tan fuerte como el que tiene una buena amistad (¡vieja engañadora! Aléjate de mí y los míos. Fuera). Es rarísimo cómo un puñado de átomos puede sustituir a una red de reacciones análogas.
4. "Será divertido" ¿Es necesaria una fiesta (en la que, casi con toda seguridad, se servirán sustancias estupefacientes) para ”pasarlo bien”? ¿Acaso yo no me divierto escrutando aquello que me parece falso aun teniendo constantes ganas de vomitar? Y con qué parsimonia y beatitud y altivez se dice, aunque no se calibre aquello que se clasifica tan superiormente sin valorar los pros y contras, sin operar se consigue un resultado que, por definición, no es tal: es mentira. ¡No!, otro significado derretido y retorcido. No.
5. Tú, cumpleañera. Por qué preparas una gran fiesta. ¿Eres bienaventurada por tener tantos que no te cogerían de pie en una hectárea? Piensa, divaga sobre lo que es un amigo y luego haz el recuento. ¿Dos metros cuadrados son suficientes? Sí, y quedan holgados. Pero te perdono, es algo tan normal que hasta yo puedo ser un tarado y no me cabe la menor duda de que lo soy a tus ojos y tu martilleada cabeza.
6. Y en este mundo en el que la mayoría de jóvenes se creen ateos o cualquiera de sus múltiples variedades sin saber tan siquiera qué niegan (véase "Yo, Dios, nosotros y el Universo"), ¿no es fácil pensar que los conceptos son equivocados, son absurdas parodias de la realidad? Y aclaro esto, porque lo que casi nadie sabe es que el primer cumpleaños que se celebró fue el de un detestado Jesús de Nazaret o Hijo de Dios. Esto ¿no os dice nada? Usamos a Dios para lo que nos conviene (o, lo que es peor, lo que le conviene a la sociedad capitalista) y luego lo aplastamos y lo negamos en el margen del río.

¿Y qué? ¿Nadie va a poner remedio a eso? ¿Nadie me oye? ¿Acaso soy zombis de "La noche de los muertos vivientes"? ¿Respondéis a algún estímulo exterior al de vuestra ama y vieja engañadora?

Pongo el grito en el cielo y los lunáticos fueron los únicos que me escucharon. ¿Será porque a veces tienen una visión distorsionada de la realidad y no pueden ser psicoconrolados? A veces, y eso es lo que les da esa inmunidad de tener dos caras (como la luna) y también dos puntos de vista para poder decidir y definir.

Hasta aquí puedo sopesar, pues ya he leído todo cuanto está escrito en este mundo sobre la tesis. Ahora el trabajo es cosa de todos, el cuello de la vieja es muy obtuso y mis manos son muy pequeñas para abrazarlo y estrangularlo. La Tierra nos pide ayuda al igual que nosotros lo hicimos en si día, ¿por qué no ayudar? Será porque estáis sordos, pero yo estoy aquí para que, mediante por palabras, entendáis qué ocurre y qué se debe hacer para finiquitar el problema.

Así hablé, esperando que desde la montaña haya alguien agudo que trasmita mi mensaje y mi sabiduría, pues si no es así todos nos iremos a pique tarde o temprano.

Los conceptos son muestras mejores herramientas para comunicarnos y si no conocemos su significado o, lo que es peor, lo modificamos y lo disecamos al Sol, nunca seremos capaces de curarnos de nuestro cáncer.

Sólo tres palabras para el principio que, espero, encontréis su definición: observar, reflexionar y actuar.

sábado, agosto 27, 2005

Yo, Dios, nosotros y el Universo

La soledad no es tan mala como uno puede pensar "a priori", pues te enseña a ensimismarte y a recrearte en la intimidad, por esto quiero advertiros de una cosa que desde hacía un tiempo venía cocinando y que ya está guisada. Espero que saboreéis la rica ambrosia que os tengo preparada.La vida es un misterio, ya lo sé; pero hoy me gustaría discurrir sobre un tema algo más específico y también –por qué no podría serlo– algo más controvertido (y divertido), pues quién no se ha preguntado alguna vez si existe realmente algo superior a sí mismo, algo que nos puede definir por capricho.

Efectivamente, el pensamiento de algo a lo que estamos subordinados o supeditados no puede ser propio de la vida como un conjunto global, ya que no todos los seres vivos tienen como naturaleza el pensar; más bien sólo es exclusivo de un pequeño grupito de ellos, aunque algunos lo dediquen a propósitos más intuitivos que meditativos.

Por esta misma razón debemos reducir nuestro campo de mención al ser humano –ya que de otra forma estaríamos desviándonos del tema, pues resultaría un tanto chistosa la idea de que, por ejemplo, un paramecio (dándole todo el respeto que le merecemos por ser base de la vida) adorara a su dios "hecho a su imagen y semejanza" (¿se imaginan su cara?) y se saldría del desarrollo de sus características vitales: no–; pero esto no nos da una conclusión de ninguna clase, así que partiendo de esta base se ve necesario profundizar hasta llegar al origen de la divinidad.

Y eso es, desde que un homínido bajara del árbol para devenir en hombre han transcurrido en este camino evolutivo una serie de procesos que nos han llevado a creer, a tener fe, en algo mucho mayor y magnífico para ser visto. Así, rozaría lo absurdo esperar que nuestro homínido (guardando las distancias) comenzara a tener así porque sí rituales religiosos o similares a los nuestros; sería más factible pensar en lo siguiente: en que los descendientes de nuestro homínido mientras come las verdes hojas de la rama que ha arrancado del árbol del que se bajó se da cuenta de que la rama desnuda se convierte en un palo y que utilizarlo haría más eficaces sus tareas sobre la tierra; y no sería igual de sencillo pensar que otros congéneres suyos que bajaron después del árbol por mera curiosidad y que al ver el nuevo invento de su "líder" comenzaran a imitarlo y entre todos ellos hubiera uno que tuviera especial habilidad para manejarlo hasta el punto de que con él pudiera cazar insectos y luego animales más complejos y grandes y que sus hijos tuvieran esta habilidad; y es difícil creer que este segundo homínido utilizara los huesos (más duros y rígidos) de los mamíferos que ha llegado a cazar para sustituir al palo primigenio o que acoplara una piedra afilada al palo para matar animales mucho más grandes; y finalmente si fuera una ventaja ser bípedo para usar estos utensilios no creéis que, con el paso de los siglos, nuestro proyecto de hombre se levantaría sobre sus extremidades posteriores.

Y ahora qué. ¿Dónde está el protagonista? Ya viene, porque el hecho de ser bípedos les hace capaces a los descendientes del primer homínido de mirar al frente sin que ello les cause dolor de espalda o cuello y gracias también a su visión estereoscópica pudieran mirar a todo lo que les rodeara de manera más amplia y tridimensional. Seguidamente, al poder ver aquello que tienen frente a ellos habría alguno que vería una montaña y que, por curiosidad, se dispusiera a subir a su cima y no lo consiguiera, llegando a la conclusión de que existe algo más que es superior a él, que ya no es el rey de todo lo que le rodea, sino que su evolución a llegado al punto de madurez necesario para abordar la necesidad de sus limitaciones.

No obstante, nuestro homínido se sorprendería aún más cuando una noche se quedara despierto y mirara hacia arriba y cayera en la cuenta de que aún hay cosas que son más altas que la montaña y que ni siquiera puede alcanzar con la mirada. ¿No creéis que en este momento (si no antes) podría llegar a pensar que existe algo mucho mayor a él? Cuando su capacidad cerebral aumentara y comprobara la complejidad de organización de todo lo que lo rodeara, ¿sería incoherente pensar que llegaría a su cada vez más grande cabeza la idea de un ser más inteligente que todo lo ordena y lo dirige? Aquí llega Dios.

Todo esto puede resultar un poco rocambolesco, aunque es una idea (o así lo opino yo) más simple y razonable que algunas que rondan por ahí.

Por ejemplo, se me viene a la memoria una conversación que tuve con una persona que decía ser atea de corma convencida e irreversible. Tras finalizar la charla no tuve mas remedio que decirle a esa persona (sintiéndolo mucho) que no era atea, pues lo que le ocurría en verdad era que no creía en el dios cristiano porque con la ciencia en la mano las enseñanzas de su infancia catequista parecían una historia que no se podía tragar ni con embudo, era casi un chiste a su inteligencia.

Esta opinión me causó mucha sensación y, aunque en aquel momento no pude llegar más allá decidí intrincarme en el tema. Hablé (y hablando se entiende la gente) con otras personas, pero hubo una que me llamó cautelosamente la atención, un testimonio que no era ni más sino contrario al primero. En esta ocasión me topé con una persona muy creyente (y, lo aseguro, bastante) en lo mismo que no creía la primera hasta el punto de ser preciso y necesario para la explicación de su situación en el mundo y del propio mundo.

Tras algunas charlas metafísicas más decidí hacer uno de los experimentos sociales que han cambiado más mi concepción, pues me reuní de nuevo por separado con la dos personas cuyos pensamientos más me interesaron y esa misma noche los enfrenté para hablar sobre el tema tratado y yo me mantuve al margen, simplemente escuché la voz de estas para sacar certeras conclusiones. Y como hormigas sin antenas se pelaron sin que ninguno saliera de sus trece y no dijera nada más que una sucesión de idioteces sin el debido permiso y consentimiento del cerebro (directamente desde la médula).Y de aquí mi resumen: a pesar de sus radicales diferencias los dos tenían algo en común, una fe basada en dogmas sobre su opinión."La virtud está en el justo medio", y para encontrar el centro de la gradación que va desde lo religioso a lo científico pensé en buscar una solución también moderada.

"La idea de Dios es complicada, creo que cado uno tiene una idea diferente y hay que respetarla"; esta fue la opinión más modera que escuche, bueno más que moderada era absurda e impersonal, muerta. ¡Tengamos algo más de carácter en lo nuestro, por favor!No era una opinión escéptica ni nihilista la que quería, pero sí creo que es interesante: Dios es una necesidad que la evolución humana ha ido creando conforme el hombre veía más complejo el mundo; Dios es nuestra aceptación de que, aunque presumamos de tener poder suficiente para modificar aquello que llegamos a alcanzar, no somos más que microbios en la Tierra y quarks de entre todo lo que nos rodea; Dios es más que un personajillo de cuentos y leyendas; Dios es una entidad capaz de gobernarlo todo. Dentro de él estamos nosotros y está formado por lo mismo que nosotros: materia y vacío; Dios es la esperanza de que algún día todos (buenos, malos e indiferentes) llegaremos a formar parte de la noche y la belleza, Dios es el seguro de que todo sigue un ciclo: porque nos lo muestra en lo pequeño y en lo grande y colosal. En definitiva, Dios es el Universo.

viernes, agosto 26, 2005

El paso de Nietzsche

Era mediodía. El Sol en su cenit brillaba hoy ajusticiando, poniendo al mismo ras a todo lo que me rodeaba. Sin privilegios ni a nada y ni a nadie.

Y ahí estaba yo, comprobando por qué el hombre moderno de estas latitudes no puede permitirse el lujo de anestesiar la sensancion sofocante de calor, ¿sería un mecanismo de defensa de nuestros ancestros? Imposible.

Pero eso no importa el caso es que rodando, rodando, aprovechando la inercia lo mejor que, si puede, uno es capaz de realizar aquello que se proponga por muy ambiguo o difícil que sea, aún costando (y esto sí que es importante) más que sudor y lágrimas.

Parece ser que existe algo que te empuja cuando estás más parado, que te insufla aliento si te desinflas.

¡Oh éste eres tú, Zaratustra! Tú me has hecho recapacitar y revalorar cuanto tengo y soy. Tú eres el verdadero sabio entre los sabios, primero de los que esperan la gran aurora. Primogénito entre la vida.

Así hablaste, y el Sol se hizo rojo y su calor, fuego ardiente. Y así viniste a mí, como una estrella fugaz: rápida y contundentemente.

Llegaste a mí lado y tu aureola deslumbraba los astros y, cuando menos lo esperé, gracias a ti luna revelación que ni en el más útil y precioso de los deseos hubiera sido ni siquiera probabilidad.

Llegaste en pleno verano y te posaste con tu águila sobre mi encina, y eso me hizo sentirme especial, diferente.

"Sé que me estás buscando desde hacía mucho tiempo y aquí estoy", dijo mientras se acercaba a mí con paso glorioso, como caído del cielo azul."

¿Quién eres tú, quién tan exhibicionista le gusta ser?", repliqué cohibido, asustado por lo repentino de la aparición.

"Yo soy aquél a quien nadie comprende, yo soy aquel que nunca dice sí, yo soy quien viene a cambiar todo lo que, creías, era cierto. Vengo como un rayo de esperanza a tu morada y quiero compartir mi fulgor contigo", y así habló Zaratustra y así también fue cómo comenzó uno de los más asombrosamente vitales acontecimientos de mi existencia.

Juntos vadeemos montañas, subimos escarpados barrancos enzarzados, naveguemos contracorriente en esbeltos ríos, encontremos piedras y tropecemos en el camino, pero al final lleguemos a nuestro destino: la morada de Zaratustra, el lugar donde me fue obsequiado el más valioso camino hacia mi horizonte.

Y en mi camino hacia la vida recorrí otro tramo. Zaratustra me dio un pico par agarrarme a la sólida roca del precipicio y unas botas con púas para adosarme a ella como una ventosa y para tener algo fuerte en que sostenerme.

Y sus palabras fueron el ánimo que requería y me coloqué al pie de la pared y comencé a ascender por ella.

Cuanto más avanzaba, más empinada si cabe se hacía el trayecto. y todo el miedo se me acumulaba en los músculos y en las manos y el calor se hizo hielo. Y cuanto más y más atisbaba aquello que había ascendido, tanto más se me encogía y tanto más estaba de suelta la roca para poder sujetarme.

Y por fin logré llegar hasta un pequeño rebaje que a modo de cueva se mantenía en pie.

Subí, no sin fatiga, hasta la cavidad... "Bien lo has hecho, pero aún te queda mucho", dijo una dulce voz, "pero todavía no has alcanzado la escabrosa cima.", dijo Zaratustra.¡Zaratustra! ¡Es imposible, no es cierto! "Créelo, puesto que lo ves, aunque vas cargado de innecesario equipaje por la subida y he venido para que te despojes de él."

"De qué me estás hablando", me sorprendí. "Escucha bien lo que te digo: la piedra es menos piedra conforme vas ascendiendo a tu verdad, por lo que es más peligroso. Debes usar esta parada para reflexionar sobre qué cosas que te visten interiormente tienes y cuáles no son necesarias. Pero eso se lo dejo a tu criterio y a ti mismo."

"No."

"No es fácil, aunque sí que es el único método.

"Se esfumó. Aún no sé cómo, pero sí sé que lo hizo con razón, pues los días que pasé en el corazón de mi enemigo me hicieron recapacitar.

Mi enemigo es la vida. No el hecho de vivir, sino el hecho buscar una solución a su enigma. Quitándome todo el lastre: los conceptos son pesados como el plomo mismo y cerrados, pues no dejan ver nada en su interior; los valores todos se han perdido como un pájaro en el desierto, debo de rotarlos por unos nuevos que deben ser los contrarios a los marmoleados; y, por último; he de entender que todo lo que puedo ver y sentir es lo único que existe y es, lo demás es mera paráfrasis de la antigua imaginación.

Vitalidad necesito porque todo está en continuo cambio. La vida es la primera y primordial realidad y, como tal, únicamente puede ser explicada desde ella misma. No pido fundamentos biológicos para decirla ni para mirarla sin incongruencias, ni tampoco físico-químicos.

Algo es claro: la ciencia no es el camino. La vida es la verdad.

Este es el paso que di gracias a Zaratustra y pensado esto empezó a llover a fuera y me resguardé en lo más profundo de la cueva.

Todo se hizo oscuridad para mí y hasta que pare de llover, así será. Mientras tanto seguiré escalando pasito a pasito, evitando resbalarme.

Gracias Nietzsche porque gracias a ti la vida está más cerca de mí y veo el final más próximo, aunque todavía lejano siempre pensaré que me diste el empujón para construir mi pirámide.

 

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons
.